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El acné y la rosácea son términos bien conocidos, y ambos son trastornos de los anexos epidérmicos (estructuras asociadas a la piel que cumplen una función específica), como los folículos pilosos, las glándulas sebáceas y las glándulas sudoríparas. Pero ¿cuál es la diferencia entre la rosácea y el acné?

Identificar el acné

El acné tiende a aparecer en la cara, la espalda, el pecho y los hombros. Sus características típicas incluyen pápulas, pústulas, nódulos, quistes y enrojecimiento. Estos pueden ser comunes en la rosácea, pero la principal diferencia entre el acné y la rosácea es la presencia de comedones (también conocidos como puntos negros o blancos). Estos solo se presentan en el acné; están completamente ausentes en la rosácea. Esta es una de las diferencias entre la rosácea y el acné.

Identificación de la rosácea

Los brotes de rosácea suelen aparecer en la parte central del rostro y pueden verse exacerbados por temperaturas extremas, alcohol o estrés. Es más común en personas mayores de 30 años (aunque no es la única). ¿Cómo se distingue un bulto de rosácea de uno de acné? En pocas palabras, por el enrojecimiento de la piel. La rosácea se presenta con enrojecimiento facial que puede convertirse en eritema persistente si no se trata.

Diagnóstico

Si una persona presenta protuberancias inflamatorias, puede ser difícil determinar con exactitud la afección que padece. Un examen y la comprensión de sus antecedentes ayudarán a identificar la causa. Por ejemplo, los brotes de acné pueden ser quísticos, comúnmente dolorosos, sensibles y, a menudo, causados ​​por desequilibrios hormonales (pubertad, adolescencia). El acné adulto puede aparecer en la edad adulta y puede estar relacionado con el estrés y las fluctuaciones hormonales del proceso de envejecimiento.

Tratamiento

Aunque las características del acné y la rosácea se superponen, sus causas, tratamiento y resultados difieren. Pero ¿cuáles son los tratamientos para la rosácea y el acné?

Tratamiento del acné

El principio del tratamiento del acné es prevenir los brotes, disminuir las protuberancias existentes y evitar las cicatrices o hacerlas menos visibles. El tratamiento depende de la gravedad y la duración del acné y puede tener en cuenta el estado hormonal del paciente.

Los retinoides tópicos pueden usarse para comedones (puntos negros y blancos) y remodelación de la piel, para evitar cicatrices de acné y minimizar la producción de sebo. Otros tratamientos tópicos incluyen peróxido de benzoilo (reduce las bacterias en la piel sin ser un antibiótico) y antibióticos. El tratamiento tópico solo puede ser suficiente para el acné leve, aunque si es moderado debe combinarse con antibióticos orales. Deben abordarse los desequilibrios hormonales, si los hay, y ciertas píldoras anticonceptivas pueden ser útiles en las mujeres. Para casos persistentes y graves, la isotretinoína oral (recetada por un dermatólogo) puede ser muy efectiva. NB Los retinoides orales y tópicos, utilizados principalmente para el acné quístico, no deben usarse en mujeres que estén planeando un embarazo, son altamente teratogénicos (pueden dañar el desarrollo del feto). Además, se pueden utilizar tratamientos con láser y peelings químicos, dependiendo del tipo y la gravedad del acné.

Tratamiento de la rosácea

El principio del tratamiento de la rosácea es eliminar los brotes, reducir la inflamación y evitar los desencadenantes. Se recomienda el uso regular de protector solar de amplio espectro para protegerse de los rayos UV y romper el ciclo de enrojecimiento y rubor. Se utilizan antibióticos orales y tópicos para reducir las protuberancias de la rosácea y el enrojecimiento facial. Los alfabloqueantes y betabloqueantes orales y tópicos pueden ayudar con el enrojecimiento intenso. Los tratamientos con láser pueden ser eficaces para reducir el enrojecimiento.

Seguir un plan de tratamiento y evitar todos los desencadenantes puede ayudar realmente a controlar y tratar eficazmente los brotes de rosácea y acné.

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